miércoles, 28 de julio de 2010

Artículo

Dice Jorge Giordani* (1993):

El surgimiento (1958) y desarrollo de la planificación en Venezuela está ligado al devenir de su economía petrolera.
En el debate político en Venezuela se mantiene una paradoja: la planificación ha tenido poco impacto en la organización de la Economía, mientras que la actividad planificadora ha sobrevivido ininterrumpidamente por más de treinta años como un rasgo del Estado venezolano.
El VIII Plan de la Nación ("Gran Viraje" 1990-1995), más que un elemento ordenador de la actividad económica y de la producción, vino a constituirse en la posibilidad de un viejo discurso estratégico para manejar una política económica de neto corte neo-liberal.
La defensa del rol del mercado, voceada en los diversos niveles de la gestión pública, venía a contraponerse a los condicionantes de una economía real que continúa fundamentándose en el ingreso petrolero.

Esta última experiencia del VIII Plan refuerza el análisis de dos aspectos para entender la planificación venezolana: su posible carácter ideológico y el grado en que la planificación y la ideología imbuida en ella han contribuido a la legitimación del sistema político.
El discurso del VIII Plan lo percibimos esencialmente tecnocrático. Se utilizó un lenguaje de tipo estratégico condimentado con la influencia proveniente del ámbito de la planificación corporativa en PDVSA.
Percibimos igualmente una influencia en la importación de modelos y esa sobreposición de modelos externos a la realidad del país termina por querer ajustar la planificación al modelo utilizado.
En ese intento, el plan deviene en un medio publicitario y su estrategia focaliza en una concepción empreso-céntrica, la de PDVSA, que pone de lado las contradicciones básicas que operan en el interior de la sociedad venezolana.
Una de estas contradicciones reside en la estructura político-social y el proceso acumulativo que se ha dado a nivel privado y a partir de la transferencia de recursos provenientes del Sector Público, con una tendencia hacia una alta concentración de riqueza en un sector reducido de la población. Ello dimensiona la capacidad de presión de los sectores más influyentes para continuar el proceso acumulativo. El protagonismo empreso-céntrico petrolero del VIII Plan dice claramente quiénes son los beneficiarios. Sin embargo, la dinámica del proceso acumulativo interno, con sus vínculos cada vez más explícitos a la transnacionalización en curso, se hace compleja por cuanto debe satisfacer necesidades de legitimación social.
Consideramos que es a nivel de las empresas básicas y en particular la petrolera, dada su alta rentabilidad, donde se ubica uno de los escenarios de confrontación para el futuro del país.
Esto que ahora representa escaramuzas de confrontación de intereses, pensamos se va a constituir en campo de batalla para definir los rasgos básicos del "modelo de desarrollo" y del "modelo de acumulación" que tendrá la sociedad venezolana en su horizonte mediato.
La planificación petrolera como el eje referencial nacional
De reafirmarse el mega-plan corporativo petrolero podría significar el reforzamiento del rol acumulador del Estado venezolano y su rol de proveedor de las condiciones generales de producción capitalista: acumulador, interventor y garante de las relaciones trabajo-capital.
Organizar la producción petrolera se hace un imperativo fundamental dada la naturaleza e implicaciones del "negocio petrolero". La tecnificación de la actividad planificadora adquiere relevancia y se sitúa al máximo nivel de dirección de la entidad.
Mientras que su validez resulta incuestionable, su eficacia va a depender no sólo del manejo de las variables técnicas sino de la relación de la actividad petrolera con el entorno socio-económico.
¿Cómo definir el tipo de planificación a nivel de PDVSA?. ¿Qué diferencias existen con la planificación a nivel nacional? ¿Que relación tiene la planificación corporativa petrolera con la paradoja que planteamos al principio de este trabajo?
Podría afirmarse que PDVSA y CORDIPLAN cumplen funciones diferentes. Por un lado, en el ámbito global, CORDIPLAN dedicado a la elaboración de la política macroeconómica y su correlato con el plan de ajustes. Por el otro lado, PDVSA orientando un sector que en el caso venezolano es esencial y determinante. La planificación petrolera no puede afirmarse que tenga poco impacto en la organización de la economía y en la dirección del proceso económico.

En consecuencia, está por verse si prevalecerá la tesis de una economía orquestada a partir del petróleo, o de otra que escape de su dependencia a través de una diversificación que pretenda minimizarla como petrolera.

El plan petrolero se presenta como una respuesta a la crisis interna venezolana y se afirma se encuentra enmarcado dentro del crecimiento de la demanda mundial.
Ahora bien, qué sentido tiene la planificación a nivel corporativo (PDVSA) ante semejante uso de recursos y su impacto sobre el resto de la economía y sobre la dinámica productiva petrolera? Siendo como es PDVSA un monopolio estatal transnacionalizado. Surgen así fundadas conjeturas sobre la coherencia del plan petrolero y sobre sus supuestos y consecuencias. Habría que preguntarse en beneficio de cuáles intereses opera la actividad planificadora petrolera: el de los propios planificadores, quienes sostienen una racionalidad tecnocrática o el de quienes de variadas maneras se aprovechan de aquéllos. O de ambos, que por ahora son uno mismo.


*Jorge Giordani, La Planificación en Venezuela: del discurso ideológico al Plan Corporativo Petrolero. Caracas, Septiembre 1993. CENDES, mimeo, 34 páginas. Edición Soberania.info.

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